Blanco en azul by Azorín

Blanco en azul by Azorín

autor:Azorín [Azorín]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1929-01-01T00:00:00+00:00


VOLUPTUOSIDAD

Eladio Peña, enfermo. Y a veces ante él, ingente, colosal, una columna de vidrio con un alma de mercurio. En la penumbra de la estancia, a los últimos fulgores del crepúsculo, brilla la inmensa columna de cristal; su alma de mercurio ha subido ligeramente; no hay en la estancia nada más que este redondo y alto vidrio; lo llena todo; han desaparecido los muebles, los libros, los cuadros; toda la luz del día, esplendorosa; toda la claridad del crepúsculo, desfalleciente, por la tarde; toda la luz incierta, vaga, en el amanecer, se reflejan en esta columna enorme de cristal. Y todas las cosas, en la mansión del novelista, se esfuman, se desvanecen, se liquidan, vagas, tenues, ante la columna de vidrio desde el momento en que asciende en su interior el hilito plateado del mercurio. Los ojos del novelista se abren desmesurados; sus manos están calenturientas; su boca se contrae con un mohín de melancolía, de dolor. Pasan las horas lentas en la inacción; en la lejanía, por el cielo azul —si está azul— discurre perezosa una nube. De pronto, pasadas unas horas, pasados unos días, el hilito de la columna de cristal desciende; de un número ha bajado a otro número. En la estancia, las cosas van recobrando su tamaño natural; salen de la nada; vuelven a la existencia vernácula; las manos del novelista están menos calenturientas; la columna de cristal va reduciéndose, achicándose; tal vez llegue a recobrar sus líneas normales y sea, sobre la mesa, junto a un ramo de flores, un trazo breve, corto, de vidrio con una línea casi imperceptible de mercurio en su centro.

Pero esta placentera modulación de la realidad —de la realidad y del espíritu— dura poco. ¿Se ha estremecido Eladio Peña? ¿Ha sentido una sensación extraña en lo más hondo de su ser? Todo ha comenzado de nuevo a perderse en la nada; cuadros, muebles, libros van tornándose más pequeñitos; a medida que todas estas cosas disminuyen de tamaño, la columna de cristal se va agrandando; pasan unas horas, y ya en la casa lo llena todo otra vez esta ingente, enorme, colosal columna de vidrio. Y en su centro, el hilito de mercurio, que ahora es una gruesa barra, ha subido nuevamente y señala un número más alto. En estas horas en que el cristal de la columna lo llena todo en la morada de Peña, los minutos son lentos, inacabables; las menores sensaciones del novelista son percibidas por él con una agudeza extraordinaria, intensa, morbosa; los ruidos, las voces, las inflexiones y tonalidades del hablar, los chirridos de las puertas, los cambios de la luz, el juego y avance de las sombras, todo, todo, en fin, llega hasta la sensibilidad de Peña agrandado, agigantado. ¿Han desaparecido las cosas ante el aumento enorme del tubo de cristal? Han desaparecido las cosas; pero diríase que ha quedado, ausente la materialidad de las cosas, su alma, su espíritu. Y esa alma de las cosas es lo que percibe en estos momentos de angustias Eladio Peña.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.